Claudio
Vásquez Lazo
Paul Virilo sugirío que si bien la declaración
de francis Fukuyama sobre “el fin de la historia” parece groseramente prematura
en cambio se podría empezar a hablar “del fin de la geografía”. Las distancias
ya no importan y la idea del límite
geográfico es cada día más difícil de sustentar en el “mundo real” que
conforman hoy las supercarreteras de la información y el traslado y compra de
activos es cuestión de segundos sino minutos. Las fronteras estatales, barreras
culturales, las identidades colectivas han tendido a desaparecer ante las
elites financieras que dominan hoy al mundo.
Al decir del sociólogo Zigmund Bauman por
primera vez, ya no existe “el aquí y allá” “interior y exterior”, “cerca y
lejos”: con la explosión del tiempo en las comunicaciones y la reducción del
instante magnitud cero, los indicadores
de espacio y tiempo pierden importancia, al menos para aquellos cuyas acciones
de desplazan con la velocidad del
espacio electrónico”.
El transporte de la información que no requiere
ningún desplazamiento de cuerpos físicos-con la aparición de la World Wide Web
computarizado se puso fin –en lo que concierne a la información- al concepto de
desplazamiento y distancia a recorrer.
Las nuevas herramientas de comunicación social
y sus resultados son portentosos: Facebook, Twiter, youtube, por nombrar
algunas, “comunican” a millones de habitantes del mundo, sin imp ortar barreras socioculturales y políticas.
En efecto, los habitantes de una pequeña
localidad en el sur extremo de Chile interactúan con otros de grandes ciudades
de todo el orbe.
En todo caso, el
nuevo ciudadano del mundo tiene una vida comunitaria planetaria precaria: lo
que comunicó ahora deja de ser relevante a los segundos, puesto que otras idea,
noticia, información es más relevante para la “comunidad conectada”.
Lo que parecía un salto para acercar las
comunidades locales y globales de internautas se ha transformado en lo
contrario. Al decir de Michael Benedikt- citado por Bauman en su libro La Globalización Consecuencias
Humanas- que hay una relación intima entre velocidad de desplazamiento y
cohesión social: “La cohesión social en cualquier escala es una función de
consenso, los conocimientos comunes, y sin socialización e interacción
constantes esa cohesión depende escencialmente de la enseñanza temprana y
estricta- así como de la memoria- de la cultura. Por lo contrario la
flexibilidad social depende del olvido y las comunicaciones basales”. Al decir de los expertos tanta velocidad en
las comunicaciones asfixian y ahogan la memoria.
Según la
Agencia EFE, el gurú tecnológico norteamericano Shelly Palmer quien recomienda
un tratamiento para limpiar las amistades sobrantes en la red social sin
generar enemigos. Esta limpieza se tiene que hacer si cuentas con más de 200
amigos en facebook: Y esta operación consiste en cerrar tú cuenta y crear otra.
Esta purga, necesaria según el autor de “Digital Wisdom”, permite hacer uso más
racional de facebook y combatir tanto abusos como pérdida de tiempo.
La anulación
de las distancias y los tiempos por la vía
tecnológica no homogeniza la información y la cultura sino tiende a
polarizar. Para decirlo de otra manera: las pequeñas localidades serán
domesticadas por las grandes. Es decir los países poderosos tienen la ventaja
comparativa en todos los ámbitos y se impondrán
a los pequeños y más débiles.
Las elites viajan por
el espacio y a mayor velocidad que nunca, e imponen sus términos, que
generalmente se expresan en imponer las condiciones económicas, de producción,
el hábitat y cultural en desmedro de los débiles que ven como se les mueve el
piso bajo sus pies, sin tener capacidad alguna para evitarlo.
En el pasado el poder económico
se sustentaba en conquistar territorios,
hoy el poder es financiero y no tiene fronteras, es transnacional y para
sustentarlo no se necesitan ejércitos propios.
El ciberespacio es
hoy por hoy el mundo de muchos, el paraíso de la nueva “libertad”, como dice
Bauman. Citando a Margaret Wertheim quien escribe “Así como
los primeros cristianos visualizaban el
paraíso como un reino ideal más allá de la decadencia y el caos del mundo
material-una desintegración palpable del Imperio que se derrumba a su alrededor-, en esta
época de desintegración social y ambiental los proselitistas del ciberespacio
presentan su dominio como ideal que está “más allá” y “por encima” del mundo material. Así como
los cristianos presentan el paraíso como el reino del cual el alma humana se liberaría de las debilidades y los
defectos de la carne, los campeones del ciberespacio lo aclaman como el lugar
donde el yo será libre de las limitaciones de la encarnación física”
Con la
degradación de los espacios públicos han florecido efímeras comunidades en el
ciberespacio. Un caso paradigmático, parece ser, el fenómeno de Facebook. En
efecto al inicio se multiplicaban geométricamente los “amigos” y hoy se ha iniciado un fenómeno inverso: El
cansancio de cibernautas que se miran el ombligo y no salen de sus “Causas” por
disparatadas que han reducido la
capacidad de interactuar en el espacio social. En esta línea -un estudio
aparecido en Febrero- del Pew Research Center aseguró que más de la mitad de
los usuarios de facebook en Estados Unidos ha tomado algún respiro en la red
social. El 61% dijo haber descansado de facebook en algún momento y un 27%
aseguró que este año dedicaría menos tiempo a la red.
Otro aspecto que preocupa, en que en países como
el nuestro, las redes sociales para nada son libres. En efecto, su acceso esta
normado por los proveedores y tiene un costo financiero: En definitiva la participación en las redes sociales sigue
siendo clasista y excluyente. Los pobres del campo y la ciudad siguen y
seguirán siendo excluidos de la “iluminación” de internet. Este es un fenómeno
no solo chileno, es mundial.
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