Saturday, February 23, 2013

EL BAILE DE LOS QUE SOBRAN

Columnas el mostrador
23 de Febrero de 2013

El baile de los que sobran

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Ex embajador
Recientemente, Conadecus interpone demanda colectiva contra el Banco Santander por el paradójicamente bautizado “alivio hipotecario” que contiene cláusulas abusivas y que tiene a cientos de clientes en la calle, con sus casas rematadas por imposibilidad de pagar los escandalosos montos adicionales que cobra el banco.
Lo anterior se suma a muchos casos luctuosos que involucran al citado banco. Todos recordarán el episodio de un fin de semana, previo a un feriado largo. Todo Chile vio como miles de desesperados usuarios se agolpaban en los locales del Banco Santander suplicando que les pagaran sueldos que las empresas en que trabajan habían depositado para ser cobradas y que finalmente dejaron sin vacaciones o alimentos a los atribulados asalariados. Este enojoso episodio, por decir lo menos, es uno de los tantos que a diario sufren los ciudadanos en manos de empresas sin responsabilidad empresarial.
Seguramente a usted le ha pasado ¿No se siente a veces –como un segmento muy amplio de individuos de la amplia clase media– dominado por la sensación de que su vida ha quedado a la deriva? Seguramente sí y la respuesta hay que buscarla en la nueva economía que nos domina y que tiene sus orígenes a partir de la gran crisis del petróleo de 1973. En efecto, hoy nos movemos en una sociedad globalizada donde el que manda es el capital financiero por sobre la manufactura. Los inversores, especuladores las más de las veces, aspiran a las ganancias fáciles en la bolsa a corto plazo.
En el plató del baile de de los que sobran están los ancianos, clases media empobrecida y particularmente los jóvenes que hoy por hoy son un estorbo social. Este segmento mayoritario tiene que ceñirse al rol de consumidor o conformarse con “soñar” el cambio vía los instrumentos que les provee el ciberespacio.

Nada de invertir, hay que comprar y vender rápido. Y en este devenir infinito van quedando millones de asalariados en la calle. Y no solo en los países periféricos como el nuestro sino también en economías europeas, como lo demuestran los dramáticos casos de Grecia, España, Portugal e Italia.
Según Richard Sennett en su libro “La cultura del nuevo capitalismo” los seres humanos que sobreviven en el actual estado de cosas tienen que ser capaces de prosperar en condiciones sociales de inestabilidad y fragmentariedad sorteando tres clases de desafíos.

El primero tiene que ver con el tiempo: pues tienen que manejar relaciones laborales de corto plazo y, además, tiene que manejarse a sí mismo mientras se pasa de una tarea a otra, de un empleo a otro, de un lugar a otro. Por lo tanto, hay que improvisar el curso de nuestras vidas en forma dinámica. Las experiencias pasadas poco o nada valen para los nuevos desafíos que te imponen el desarrollo y la tecnología moderna.

En la medida que las realidades cambian, tus talentos lo tienen que hacer a la par o te quedas en la cuneta. Por lo tanto tienes que desarrollar nuevas habilidades, nuevas capacidades que respondan a la demanda. Este sería el segundo desafió “Prácticamente en la economía moderna muchas habilidades son de corta vida; en las tecnología y en las ciencias, al igual que en formas avanzadas de producción los trabajadores necesitan reciclarse a razón de un promedio de entre ocho y doce años”. La idea de meritocracia en la actualidad celebra la habilidad potencial más que los logros del pasado, nos dice Bennett.

De las anteriores características se desprende la tercera y es nada menos que aprender a desprenderse del pasado. Es decir, renunciar a él. En efecto, si entendemos que todas las relaciones sociales necesitan tiempo para desarrollarse y socializarse y que ese tiempo puede abarcar parte importante de la vida de un individuo, esta renuncia simplemente ha destrozado tu vida. Si tomamos en cuenta que descartar las experiencias vividas y adaptarse a lo nuevo, que además es siempre cambiante, requiere según Sennett un rasgo característico de personalidad que haga tabla raza del pasado. “Este rasgo de personalidad da un sujeto que se asemeja más al consumidor, quien, siempre ávido de cosas nuevas, deja de lado bienes viejos, aunque todavía perfectamente utilizables, que al propietario celosamente aferrado a lo que ya posee”.

Muchos lectores de El Mostrador seguramente sienten que el piso donde están no es “sólido” y eso los inseguriza. Bueno, eso significa que son parte de la modernidad que trae consigo la fluidez de las relaciones laborales, económicas y culturales. Nada es sólido y duradero en la sociedad actual. Parodiando al sociólogo Zigmund Bauman: la modernidad es líquida. El entramado social se desmoronó en la misma medida que los poderes económicos-financieros se fortalecían.
En el caso de Chile, si miramos con atención todo fluye y es flexible para el capital financiero y especulativo –basta con ver los casos recientes del Banco Santander y el no pago a tiempo de los sueldos de miles de usuarios de esa entidad por “errores involuntarios” – , lo que no sucede con los ciudadanos, afectados por los errores bancarios. Para los deudores morosos, los bancos y financieras no son precisamente flexibles.

Si bien el ya citado Bauman nos dice que la sociedad pos moderna considera a sus miembros primordialmente en calidad de consumidores, no de productores. El ser consumidor no te da garantía alguna de mejor trato, máxime si estás en manos de monopolios que actúan sin control alguno. En consecuencia, tenemos que adaptar nuestras vidas a esta nueva realidad para no sufrir el rechazo, aislamiento y la represión.
En esta sociedad líquida, las relaciones societales tienden a desaparecer. Por eso es que los sindicatos, partidos políticos, ONGs, organizaciones sociales han perdido su influencia en forma acelerada. Las organizaciones sociales de nuevo tipo que aparecen al fragor de las luchas callejeras aún no adquieren capacidad de producir el cambio y quizás nunca lo logren.
En el plató del baile de de los que sobran están los ancianos, clases media empobrecida y particularmente los jóvenes que hoy por hoy son un estorbo social. Este segmento mayoritario tiene que ceñirse al rol de consumidor o conformarse con “soñar” el cambio vía los instrumentos que les provee el ciberespacio.

Los jóvenes de hoy no tienen herramientas para cambiar la sociedad. La movilidad social por medio de la educación pasó a ser una quimera que se sacrificó en el altar de la sociedad de consumo. En los partidos políticos los jóvenes no pasan de ser un adorno prescindible, a pesar del rol dinamizador que jugaron en la última elección de alcaldes y concejales su destino será ser arroz graneado en actividades culturales, trabajos voluntarios y otras actividades del municipio.
        En la sociedad actual la lógica que prima es la del individualismo. La individualidad la adquiere el consumidor vía los medios de comunicación. En efecto, usted es libre de escoger la bebida, tintura de cabello, el pantalón que la moda dicta, para que usted lo elija. En resumen, la libertad de ser diferente es solo un espejismo, su identidad esta de alguna manera condicionada por el mercado: Usted tiene libertad, en tanto consumidor, de ser diferente, pero siempre elegirá lo que el marketig, los medios de comunicación masiva y el mercado le dicten.

Thursday, February 21, 2013

El paraíso de la nueva libertad




Claudio Vásquez Lazo


                 Paul Virilo sugirío que si bien la declaración de francis Fukuyama sobre “el fin de la historia” parece groseramente prematura en cambio se podría empezar a hablar “del fin de la geografía”. Las distancias ya no importan  y la idea del límite geográfico es cada día más difícil de sustentar en el “mundo real” que conforman hoy las supercarreteras de la información y el traslado y compra de activos es cuestión de segundos sino minutos. Las fronteras estatales, barreras culturales, las identidades colectivas han tendido a desaparecer ante las elites financieras que dominan hoy al mundo.

                 Al decir del sociólogo Zigmund Bauman por primera vez, ya no existe “el aquí y allá” “interior y exterior”, “cerca y lejos”: con la explosión del tiempo en las comunicaciones y la reducción del instante  magnitud cero, los indicadores de espacio y tiempo pierden importancia, al menos para aquellos cuyas acciones de desplazan  con la velocidad del espacio electrónico”.

                 El transporte de la información que no requiere ningún desplazamiento de cuerpos físicos-con la aparición de la World Wide Web computarizado se puso fin –en lo que concierne a la información- al concepto de desplazamiento y distancia a recorrer.

                 Las nuevas herramientas de comunicación social y sus resultados son portentosos: Facebook, Twiter, youtube, por nombrar algunas, “comunican” a millones de habitantes del mundo, sin imp    ortar barreras socioculturales y políticas. En efecto, los habitantes  de una pequeña localidad en el sur extremo de Chile interactúan con otros de grandes ciudades de todo el orbe.

                En todo caso, el nuevo ciudadano del mundo tiene una vida comunitaria planetaria precaria: lo que comunicó ahora deja de ser relevante a los segundos, puesto que otras idea, noticia, información es más relevante para la “comunidad conectada”.

                   Lo que parecía un salto para acercar las comunidades locales y globales de internautas se ha transformado en lo contrario. Al decir de Michael Benedikt- citado por Bauman  en su libro La Globalización Consecuencias Humanas- que hay una relación intima entre velocidad de desplazamiento y cohesión social: “La cohesión social en cualquier escala es una función de consenso, los conocimientos comunes, y sin socialización e interacción constantes esa cohesión depende escencialmente de la enseñanza temprana y estricta- así como de la memoria- de la cultura. Por lo contrario la flexibilidad social depende del olvido y las comunicaciones basales”.  Al decir de los expertos tanta velocidad en las comunicaciones asfixian y ahogan la memoria.

Según la Agencia EFE, el gurú tecnológico norteamericano Shelly Palmer quien recomienda un tratamiento para limpiar las amistades sobrantes en la red social sin generar enemigos. Esta limpieza se tiene que hacer si cuentas con más de 200 amigos en facebook: Y esta operación consiste en cerrar tú cuenta y crear otra. Esta purga, necesaria según el autor de “Digital Wisdom”, permite hacer uso más racional de facebook y combatir tanto abusos como pérdida de tiempo.

La anulación de las distancias y los tiempos por la vía  tecnológica no homogeniza la información y la cultura sino tiende a polarizar. Para decirlo de otra manera: las pequeñas localidades serán domesticadas por las grandes. Es decir los países poderosos tienen la ventaja comparativa en todos los ámbitos y se impondrán  a los pequeños y más débiles.

                Las elites viajan por el espacio y a mayor velocidad que nunca, e imponen sus términos, que generalmente se expresan en imponer las condiciones económicas, de producción, el hábitat y cultural en desmedro de los débiles que ven como se les mueve el piso bajo sus pies, sin tener capacidad alguna para evitarlo.

  En el pasado el poder económico  se sustentaba  en conquistar territorios, hoy el poder es financiero y no tiene fronteras, es transnacional y para sustentarlo no se necesitan ejércitos propios.

                El ciberespacio es hoy por hoy el mundo de muchos, el paraíso de la nueva “libertad”, como dice Bauman. Citando a Margaret Wertheim quien escribe “Así como los primeros cristianos visualizaban  el paraíso como un reino ideal más allá de la decadencia y el caos del mundo material-una desintegración palpable del Imperio  que se derrumba a su alrededor-, en esta época de desintegración social y ambiental los proselitistas del ciberespacio presentan su dominio como ideal que está “más allá”  y “por encima” del mundo material. Así como los cristianos presentan el paraíso como el reino del cual el alma humana  se liberaría de las debilidades y los defectos de la carne, los campeones del ciberespacio lo aclaman como el lugar donde el yo será libre de las limitaciones de la encarnación física”

Con la degradación de los espacios públicos han florecido efímeras comunidades en el ciberespacio. Un caso paradigmático, parece ser, el fenómeno de Facebook. En efecto al inicio se multiplicaban geométricamente los “amigos” y  hoy se ha iniciado un fenómeno inverso: El cansancio de cibernautas que se miran el ombligo y no salen de sus “Causas” por disparatadas que  han reducido la capacidad de interactuar en el espacio social. En esta línea -un estudio aparecido en Febrero- del Pew Research Center aseguró que más de la mitad de los usuarios de facebook en Estados Unidos ha tomado algún respiro en la red social. El 61% dijo haber descansado de facebook en algún momento y un 27% aseguró que este año dedicaría menos tiempo a la red.

 Otro aspecto que preocupa, en que en países como el nuestro, las redes sociales para nada son libres. En efecto, su acceso esta normado por los proveedores y tiene un costo financiero: En definitiva  la participación en las redes sociales sigue siendo clasista y excluyente. Los pobres del campo y la ciudad siguen y seguirán siendo excluidos de la “iluminación” de internet. Este es un fenómeno no solo chileno, es mundial.